Los diálogos de paz entre el gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) han experimentado una pausa en sus avances, según el jefe negociador de la guerrilla, Pablo Beltrán. Las conversaciones, que tienen lugar en La Habana, buscan alcanzar un acuerdo de cese al fuego antes de octubre. Sin embargo, recientes declaraciones del presidente Gustavo Petro han generado tensiones y contradicciones en el proceso, poniendo en riesgo la continuidad de las negociaciones. Este artículo examinará los desafíos y las perspectivas de los diálogos de paz entre el gobierno de Colombia y el ELN.
El jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, informó que los trabajos en la mesa de diálogo se encuentran en una pausa, a la espera de la respuesta del gobierno. La crisis se desencadenó luego de que el presidente Petro afirmara que una parte del ELN está motivada por la economía ilícita, contradiciendo así el estatus político otorgado al grupo guerrillero por el gobierno. Beltrán advirtió que si se considera al ELN como un grupo no político, similar al Clan del Golfo, las conversaciones podrían colapsar.
Las declaraciones públicas del ELN exigieron al gobierno que definiera si consideraba el diálogo como un proceso político serio. En respuesta, el gobierno reconoció la existencia de negociaciones políticas con el ELN y los instó a seguir avanzando hacia un cese de hostilidades entre todas las partes involucradas en el conflicto. Sin embargo, se espera que la respuesta del ELN sea coherente con esta invitación y llamado del gobierno.
El objetivo principal de las negociaciones es alcanzar un acuerdo de cese al fuego antes de las elecciones regionales de octubre en Colombia. El gobierno ha expresado su deseo de poner fin al conflicto armado que ha afectado al país durante más de medio siglo. Con la paz alcanzada en 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Colombia ha buscado repetidamente acuerdos similares con otros grupos armados, pero muchos de ellos han fracasado.