El Clan del Golfo, también conocido como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), ha consolidado su poder en la región de Montes de María mediante diversas estrategias criminales. Su presencia se ha extendido silenciosamente, evitando llamar la atención de las autoridades, y han logrado controlar un corredor estratégico entre el río Magdalena y el mar Caribe, utilizado para el tráfico de drogas, armas y contrabando. En este artículo, se explorará cómo el Clan del Golfo opera en Montes de María, incluyendo su reclutamiento de jóvenes locales, cambios en su estructura de liderazgo y las preocupaciones existentes en relación a la negociación con el gobierno.
Control y reclutamiento:
El Clan del Golfo ha establecido un control total sobre Montes de María utilizando métodos selectivos y sutiles de violencia. Su estrategia se basa en patrullar la región, entrar en fincas y ejercer control comunitario. Además, una de sus tácticas más preocupantes es el reclutamiento de jóvenes locales. Aprovechando el conocimiento que estos jóvenes tienen de las rutas, el territorio y las personas de la región, el Clan del Golfo los convence de unirse a sus filas. Se ha documentado que utilizan incentivos como teléfonos móviles con conexión a internet o remuneraciones superiores al salario mínimo para vincular a los jóvenes como informantes o campaneros. Incluso se han reportado casos de menores de edad que son enviados a otras zonas del país para ser entrenados en actividades delictivas.
Estructura y operación:
Según informes de inteligencia militar, el Clan del Golfo cuenta con alrededor de 4.000 integrantes en todo el país, de los cuales aproximadamente el 65% estarían armados. Sin embargo, en los Montes de María, la mayoría de los miembros del grupo ilegal están involucrados en redes de milicianos e informantes. Solo un pequeño porcentaje de los miembros en la región forma parte del componente armado. Con esta estructura, el Clan del Golfo ha logrado consolidarse como una autoridad local, imponiendo su ley sobre la población. Controlan las actividades diarias de los habitantes, aprueban o desaprueban reuniones y cobran extorsiones por diferentes actividades. Además, han cooptado bandas delincuenciales locales para asegurar el control del microtráfico de drogas y el sicariato.
Negociación y preocupaciones:
El Clan del Golfo ha sido objeto de negociaciones con el gobierno, específicamente en relación a la política de paz total promovida por el presidente Gustavo Petro. Aunque se estableció un cese al fuego bilateral entre el grupo y el gobierno, este fue terminado posteriormente. Los habitantes de la región han expresado preocupaciones sobre los posibles acuerdos y beneficios que el Clan del Golfo podría obtener durante estas negociaciones. Mientras algunos miembros de rango bajo temen quedar excluidos de los acuerdos, otros temen que las acciones del gobierno no sean suficientes para desmantelar efectivamente el poder del grupo y brindar seguridad a la comunidad.